La Historia de Ruth

Por el Rab Edelman

¡Saludos a todos los padres y niños en todas partes del mundo! Hagan clic en el símbolo de audio para oír la maravillosa historia de Ruth. Es importante que escuchen juntos toda la historia para prepararse para la sesión de Generación Sinaí en su escuela. Si prefieren leer la historia, o si su idioma madre no es el inglés, busquen más abajo la versión escrita del texto.

El Tanaj hebreo tiene 24 libros sagrados escritos por los profetas. Los cinco libros más conocidos son los cinco libros de Moisés, el Jumash. Pero hay también otros 19 libros. Hay otro libro que también es muy conocido, el que leemos en la sinagoga en Purim: la meguilá. En el Tanaj hay cinco meguilot. La que se lee en Purim es sólo una de ellas, llamada Meguilat Ester. Ésta es la historia de la Meguilat Ruth, la que leemos en la sinagoga en Shavuot. Esta meguilá fue escrita mucho antes que la meguilat Ester por el sagrado profeta Shmuel Hanavi. ¿Qué es un profeta? Un profeta es una persona, hombre o mujer, judío o gentil, a quien Dios le habla. El último profeta murió hace más de dos mil años, cuando la generación se encontraba en un nivel de rectitud mucho más alto. En esa época era fácil sentirse cerca de Hashem y desear cumplir sus mitzvot durante todo el día. Shmuel Hanaví escribió la Meguilat Ruth para que todos supieran de qué familia tan grande venía el famoso Rey David. Después de escuchar su historia, sentirás mucho más respeto hacia el sagrado Rey David.

La historia comienza en la Tierra de Israel. El líder de los judíos era un juez llamado Boaz. Boaz es el decimotercer líder de los judíos a partir de Moshé Rabenu. De las doce tribus, Boaz pertenecía a la más fuerte de ellas, a la tribu de Iehudá. Boaz tenía un tío rico, Elimelej, que era un ciudadano muy importante de la ciudad de Bet Lejem, la cual muchos de ustedes pueden conocer como Belén.

Entonces Boaz era el juez, Elimelej su tío rico y Bet Lejem la ciudad de Iehudá donde ellos vivían. Un año no hubo lluvias y los sembradíos se secaron y murieron. Había poca comida y era muy cara. Llegó la hambruna a la tierra y los pobres fueron los primeros en sufrirla. Por eso los pobres les suplicaban a los ricos que les dieran dinero y comida. Al adinerado Elimelej no le gustaba que los pobres todo el tiempo le pidieran ayuda. Al no quererlos ayudar, Elimelej hizo algo muy malo. Y todavía hizo algo peor: empacó sus cosas y se fue con su esposa y sus dos hijos fuera de Israel. Elimelej se llevó con él toda su riqueza. Se llevó mucho ganado y camellos. Elimelej se fue a un país vecino que estaba repleto de terribles idólatras. Se fue a Moav. ¡Allí las personas ni siquiera creían en Hashem! Iban a permanecer en Moav hasta que terminara la hambruna en Israel. En Moav, la familia de Elimelej vivió feliz hasta que Elimelej murió repentinamente. ¡Oy! Hashem castigó a Elimelej por no preocuparse lo suficiente por los otros judíos y por no ayudarlos. Ahora su esposa, Naomí, quedó sola con sus dos hijos, Majlón y Kilión. Cuando a una familia le sucede algo malo como en este caso, deben pensar: “Hashem nos está mandando un mensaje para que corrijamos nuestros actos”. Majlón y Kilión deberían haber pensado: “¿Qué es lo que estamos haciendo mal? Regresemos rápidamente a Bet Léjem y ayudemos a alimentar a nuestros hermanos judíos que están pasando hambre.”. Pero en cambio, ellos permanecieron en Moav. Ellos actuaron todavía peor que su padre. ¡Majlón y Kilión recibieron una advertencia de Hashem y la ignoraron! ¡Oy! En la actualidad, nosotros no podemos entender exactamente por qué nos suceden cosas malas, pero nuestros Sabios entendieron la razón por la cual fue castigada esta familia.

Ahora bien, como los hijos de Naomí venían de una familia tan importante y adinerada, la familia real de Moav estaba interesada en casarse con ellos. Los hijos de Naomí, Majlón y Kilión, no sólo permanecieron en Moav sino que además decidieron casarse con mujeres no judías. Estas mujeres eran princesas moabitas, pero no eran judías. El nombre de una de las princesas era Orpá, y la otra era Ruth. Naomí y sus hijos casados vivieron en Moav casi 10 años. Durante ese tiempo Hashem envió más mensajes a Majlón y Kilión. La riqueza de Majlón y Kilión se debía a su ganado y a sus camellos. ¡Oy! .¡Una epidemia mató a los camellos! Unos pocos años más tarde todo el ganado había muerto a causa de la enfermedad. Pero Majlón y Kilión no regresaron. Hashem castigó a Majlón y a Kilión y también ellos murieron.

¡Pobre Naomí! ¡Sin esposo! ¡Sin hijos! Completamente sola en un país extraño. Hoy en día no entendemos por qué suceden cosas como éstas. Sin embargo nuestros Sabios pudieron entenderlo y de esta manera es que sabemos que ésta fue la razón por la cual fueron castigados.

Naomí oyó que finalmente en su hogar habían vuelto a crecer los alimentos. Naomí comenzó su camino de regreso hacia Israel. Orpá y Ruth la siguieron. Naomí les dijo que dieran la vuelta y regresaran a su hogar. Ellas lloraron: “¡No!”. Naomí le volvió a pedir a Orpá que regresara a Moav, y ella retornó. Ruth nunca iba a abandonar a la pobre Naomí. Además, Ruth había visto qué bello era el judaísmo y ella deseaba convertirse y vivir con Naomí en Israel.

Ruth le dijo a Naomí: “Donde tú vayas, yo iré. Donde tú te quedes, yo me quedaré. Tu pueblo es mi pueblo. Tu Di-s es mi Di-s. Donde tú mueras, yo moriré. Cumpliré todas las leyes de la Torá, no te abandonaré”. Esto hizo que Naomí se sintiera muy bien. Ahora ella tenía familia y tal vez un día Ruth volvería a casarse y tendría hijos. ¡Ruth estaba haciendo una enorme bondad hacia Naomí!

Mientras tanto, ¿recuerdan a Boaz, el líder del pueblo? Él tenía ochenta años y su esposa acababa de fallecer. Cuando Naomí y Ruth llegaron a Bet Léjem, todo el mundo estaba en el funeral de la esposa de Boaz. La gente apenas podía reconocer a Naomí, porque ahora ella se veía sumamente pobre. Todos la recordaban como cuando era muy rica. ¿Y quién era esa extraña que la acompañaba? ¿Una mujer moavita? ¡Probablemente era una idólatra! A pesar de que Naomí había perdido a su esposo y a sus dos hijos, la gente pensaba: “¡Se lo merece por haber abandonado a su pueblo durante la hambruna!”. Naomí era pobre y estaba muy avergonzada. Demasiado avergonzada como para pedir ayuda.

Estaba comenzando la cosecha de cebada. Una vez que las espigas están maduras y listas, los cosechadores salen al campo a recogerlas. Boaz tenía muchos campos. Además de los empleados de Boaz, había muchos otros segadores cortando la cebada. Existe una ley de la Torá que establece que si a quien está cosechando se le caen una o dos espigas, no se las debe recoger. Debe dejarlas en el campo para la gente pobre. Esto se llama Leket. Ésta es una de las tres maneras en las que la Torá permite que los pobres colecten el grano. (Las otras dos son peá y shijejá). Ruth tuvo una idea: “Voy a ir a buscar comida levantando el Leket cuando terminen de trabajar los segadores”. Bueno, ¿a qué campo piensan que Hashem hizo que llegara Ruth a recolectar cebada? ¡Sí! A uno de los campos de Boaz. Había muchas otras personas pobres, hombres y mujeres, que también deseaban recolectar el leket cuando terminaban los segadores. Algunos de los hombres pobres eran rudos y egoístas. Las mujeres no actuaban con modestia y la mayoría de los pobres no seguían la regla de la Torá: sólo cuando había una o dos espigas éstas pertenecían a los pobres. Pero la mayoría recogía cualquier cantidad de espigas que encontraran, incluso si había 3 o más. ¡Eso era robar! ¡Oy! Ruth tenía tanto hambre como el resto de los pobres, pero la recta Ruth no aprendió de la manera en que ellos se comportaban. Ruth deseaba hacer lo que era correcto. Ruth no arrebataba. Ruth no empujaba. Ruth cumplía con la ley de recoger sólo si había una o dos espigas. Ruth era modesta. Ella no bromeaba con los hombres, ni se inclinaba delante de todos para levantar las espigas del suelo. Ella se sentaba y luego levantaba las espigas. Ruth no se inclinaba. Los otros pobres decían: “¿Ven a esa pobre moabita! ¡Se va a quedar sin nada, no sabe lo que tiene que hacer! ¡Tienes que arrebatar y apurarte, sino pierdes la oportunidad!”. Ruth siempre era la última, y siempre trabajaba más tiempo y más duro, buscando espigas caídas que no hubieran sido recogidas. Pero eso no le molestaba. Ruth estaba feliz de estar cumpliendo las mitzvot de Hashem. Niños, hay una regla: uno nunca pierde por ser honesto y hacer lo que es correcto. Hashem estaba ocupado arreglando algo para Ruth, mejor que lo que los otros pobres iban a conseguir.

Escuchen…

Boaz llegó a ver cómo marchaba la cosecha y notó la presencia de esa mujer que parecía extranjera pero que actuaba con modestia y sabiduría. Boaz pensó: “Esa debe ser la mujer que ayuda a mi tía Naomí y que la siguió desde Moav. ¡Se nota que es una persona recta!”. Boaz se acercó a Ruth y le dijo: “Estoy muy impresionado por tu bondad hacia mi tía Naomí, ypor la manera en que llegaste a convertirte para ser judía. Les ordené a todos mis trabajadores que sean especialmente bondadosos contigo. Por favor, no dejes mis campos”. Entonces Boaz invite a Ruth a almorzar. Su porción de comida era tan grande que Ruth no pudo comerla entera y a la noche la llevó a su casa para Naomí. Ruth sorprendió a Naomí con la cantidad de cebada que había recolectado. Naomí le preguntó: “¿Quién ha sido tan bueno contigo hoy, Ruth?”. Ruth respondió: “Su nombre es Boaz”. Ruth no sabía quién era Boaz. “¡Boaz! ¡Ah, Baruj Hashem te has encontrado con nuestro pariente! ¡Boaz es nuestro sobrino!” Ruth continuó diciendo: “Boaz me dijo que les ordenó a sus trabajadores ser especialmente bondadosos conmigo hasta el final de la cosecha de cebada, y hasta el fin de la próxima cosecha de trigo. ¡Puedes creerlo!” El trigo madura en los campos unas pocas semanas después que la cebada, por lo que Ruth tenía mucho tiempo para permanecer en los campos de Boaz. ¿Se dan cuenta qué bueno fue lo que le ocurrió a Ruth? Esperen un minuto, todavía se pone mejor.

Tienen que conocer otra regla de la Torá. Cuando un hombre casado fallece antes de tener hijos, es una mitzvá que otro hombre de la familia se case con su esposa. Un pariente debe continuar adelante con el matrimonio de la persona fallecida, para que la esposa pueda tener hijos. Esos hijos serán considerados un gran mérito y una manera de mantener el recuerdo del hombre que falleció. Ésta es una enorme bondad para el hombre que falleció. ¿Quién debía casarse con Ruth? Su esposo había fallecido sin que tuvieran hijos.

Bueno, el plan de Naomí era que Boaz se casara con Ruth. Un día, Naomí le dijo a Ruth: “Esta noche, Boaz estará trabajando en el granero. Viste tus mejores ropas y baja al granero. Cuando Boaz termine de trabajar, observa dónde se acuesta. Luego acércate a Boaz e insinúale que debe casarse contigo. Él te dirá qué debes hacer”. Ruth hizo lo que Naomí le indicó. En medio de la noche se acercó a Boaz y le dio a entender que se casara con ella. Boaz estaba sumamente sorprendido, todavía más que antes. Boaz le dijo a Ruth: “Bendita seas. Tú sabes que yo soy anciano y tú eres joven (Ruth tenía sólo 40 años) pero deseas que continúe adelante con el matrimonio de tu esposo fallecido en vez de casarte con un hombre joven de tu edad. Esta es una bondad todavía mayor que la anterior. Arreglaré todo para casarme contigo”.

Niños, deben saber que casarse con Ruth era un poco peligroso. La Torá les dice a los judíos: No se casen con un converso de Moav, y si lo hacen, los hijos que nazcan no podrán casarse con otros judíos. Muchos judíos pensaban que la ley de la Torá implicaba que estaba prohibido casarse con cualquier converso de Moav, tanto hombres como mujeres. Esto incluiría a Ruth. La gente pensaba que ningún hombre judío podía casarse con Ruth. Pero Boaz conocía exactamente cómo era la ley. La Torá solo dice que está prohibido casarse con un hombre de Moav converso. ¡Ruth no era un hombre converso! ¡Ruth no era un hombre moavita! Por lo tanto Boaz podía casarse con Ruth. Antes de casarse con Ruth, Boaz hizo pública la ley tal como era. Boaz era el líder de los judíos y dejó que todos supieran que era correcto casarse con una mujer moavita. Boaz esperó que la gente aceptara la ley y siguió adelante, tomó el riesgo y se casó con Ruth. Boaz se casó con Ruth y ella quedó embarazada. La gente se alegró mucho por Naomí. Ella tenía una nuera fiel y ahora se convertiría en abuela. Nació un niño y lo llamaron Oved. Oved creció y tuvo un hijo llamado Ishai. ¿Pueden adivinar qué famoso rey fue el hijo de Ishai? ¡Sí! ¡El Rey David! Y el Meshíaj que estamos esperando viene de la familia de David.

¿Recuerdan a Orpá, la hermana de Ruth? Orpá efectuó una mala elección y le ocurrieron cosas horribles. De ella descienden personas malas. Pero miren cómo le paga Hashem a alguien como Ruth, que elige la bondad y la rectitud… El gran Rey David y su descendiente, el Meshíaj, vienen de ella. Y éste es el fin de la historia.